Hoy caminando por el bosque me encontré súbitamente desplazado hacia una nueva visión del entorno.
Los sentidos de la vista aparecían más vívidos. El color más intenso.
Todo parecía distinto y a la vez nuevo.
Escuchaba el sonido de los pájaros inocentes que inadvertidamente pasarían por alto para los jóvenes que charlaban alocadamente en aquellos parajes.
El viento tenía sonido y olor.
La tierra escupía una energía radiante que atravesaba el cuerpo.
Este cuerpo se notaba agitado molecularmente.
Cuando la Conciencia se expande tomas reconocimiento de cada átomo del mismo.
Y la sensación era de estar vacío. Vacío de contenido material y vacío de cualquier pensamiento fabricado por la mente.
Había luz y esta luz fue un espacio rasgado al velo de la mente.
Y esta sensación permaneció por todo el día.
Y aquello fue un silencio entre dos notas.
Entonces comprendí que esta Luz está fabricada básicamente por este Silencio, el cual no es tocado por el diminuto y ridículo pensamiento humano.
Y la mente fue vista como un minúsculo átomo en un universo sin límites.
¡¡Cuán extraño e importante parece el pensamiento para el ser humano ¡¡
¡¡Qué importancia le damos a una minúscula partícula atómica errante y perecedera, danzando en un espacio que no puede ser recluido por nadie ¡¡
Y la sensación permaneció a cada momento, aunque ese átomo caminaba y danzaba dichoso de regreso a casa.
DIARIO DE YESOD.